Para algunos, es una competencia más. Para otros (los apasionados del deporte motor), el Dakar es una experiencia única, un desafío al que no todos se le animan, y que para los que lo viven de adentro termina siendo una de las cosas más importantes de su vida. Así lo vivió Marcelo Santos (41 años, nacido en Quilmes), que en el 2011 se dio el gusto de correr su primer Rally Dakar con una moto Honda (que todavía conserva en su concesionaria), en el trayecto que por entonces unía Argentina con Chile, terminándolo en el puesto 92. Aquella experiencia lo marcó de por vida, y este año buscara otra vez la hazaña de ver la bandera a cuadros, esta vez en Santiago.
De profesión contador, Santos le abrió las puertas a Rock ‘N Ball en su concesionaria Honda de Quilmes, donde nos contó todo sobre aquella primera vez: desde que le surgió esa loca idea de correrlo, las cosas que vivió en el mismo, incluyendo anécdotas de no creer, hasta lo que piensa acerca de lo que sucederá en este dakar, que abordará con una Honda CRF 450X, en la que llevará el número 136.
Así, continuamos con la cobertura de RNB del Dakar 2013, que arrancó con el informe previo del miércoles pasado y terminará allá por el 20 de enero, cuando los pilotos y maquinas que hayan podido llegar a Santiago de Chile descansen después de tamaña hazaña. En el medio, habrá informes diarios con todo lo que sucederá durante las etapas, tanto en autos como en motos, cuatriciclos y camiones.
Rock ‘N Ball: ¿Ansioso estando ya a solo días del comienzo del Dakar?
Marcelo Santos: Sisi, ya estoy bastante nervioso. No es lo mismo que la primera vez que fui, que ahí si, no sabía donde me metía, me comían los nervios. Ahora mas o menos ya se a donde voy, me preparé mejor, y aparte sé a que voy. Pero igual si, nervios hay.
RNB: ¿Cómo fue tu preparación tanto física como mental, en que consistió?
MS: Mirá, físicamente estoy mejor que la vez pasada, que tampoco había ido mal, por eso pude terminar, pero si, es mucho físico. Salí a andar en moto dos veces por semana, y después gimnasio tres veces por semana y también voy a correr. Igualmente, yo creo que de los 200 corredores que largan van todos preparados físicamente, lo esencial es estar fuerte psicológicamente. A la mayoría los vence la cabeza, es muy desgastante la carrera. Son muchas horas por día, muchos días. Siempre largamos de noche, a eso de las 4, 4 y media de la mañana, y si sale todo bien llegás 5, 6 de la tarde. Llegás, comes, dormís dos horas y arrancas de vuelta a las 4 de la mañana del otro día. Eso te mata. Aparte muy duros los terrenos, yo siempre cuento que por ejemplo te tenes que meter en un río con todas piedras redondas, y el roadbook (hoja de ruta) te marca que tenés que hacer 80 Km de ese río, y uno se da cuenta que vas a 20 Km/h y pensás “Voy a estar luchando con este río 4 horas, se van a ser las cinco de la tarde y solo recorrí 80 Km, quedando todavía como 200 por recorrer”. Todo eso te gasta mucho la cabeza.
RNB: Claro, el día es muy largo
MS: Estás todo el día arriba de la moto. Los días más tranquilos son minino 10 horas, pero por lo general son 12,14 horas arriba de la moto. Hay que ir disfrutándolo. Yo la fui disfrutando la carrera, viendo el paisaje, si te toca un río con piedras hay que disfrutarlo igual. Sino te volvés loco. Y ahí están los que abandonan.
RNB: ¿Como se corre el rally, siempre teniendo en mente el último día o vas paso a paso?
MS: El rally es día por día. Llegar a la noche es un logro total. Con los argentinos hicimos un muy buen grupo, y vos veías que llegabas y habían dos o tres menos por día. Ya en las últimas etapas habíamos quedado los seis que llegamos al final y pensás “¿Cuando me toca a mi?”. Yo no soy un profesional. Los dos compañeros míos en el equipo Honda cobran sueldo, se dedican exclusivamente a eso, así que llegan mejor. Es muy distinto…
RNB: ¿Y con respecto al presupuesto, costó llegar al dinero suficiente para tamaña aventura?
MS: Y, es muy complicado. Es como dijo Nani Roma (piloto Mini en autos) en una reunión que tuvimos con él hace dos años: “Ya todos cumplieron con la parte más importante, que es juntar la plata para poder estar acá”. El problema es que es todo muy caro. La inscripción vale 16.000 euros, tenés que inscribir un mecánico que vale 9.000 euros, o meterte en un equipo en el cual hay que pagar, de 10.000 dolares para arriba. Si querés una moto competitiva, que te la venden con el kit incluido, te sale cerca de 40.000 dolares. El tema es que esto sirve para las empresas, que promocionan sus marcas, entonces hay que enganchar sponsors importantes que puedan gastar esa plata.
RNB: ¿Que se siente estar dentro de Honda, y compartiendo equipo con Pizzolito, nuestro máximo referente en motos?
MS: Yo arranqué con Javier en el equipo, y él me enseño muchísimo. Aparte un tipo muy macanudo, solidario. Y sobre el equipo Honda, gracias a que estoy con ellos puedo correr, sino esto es inaccesible. Además, necesitás un buen equipo. La carrera es muy dura, y si no tenes un buen equipo de apoyo no podés. Yo tengo el apoyo logístico del equipo Honda Oficial - MEC (Mariano y Ezequiel Cassaroli) y también el apoyo familiar, que es lo más importante.
RNB: Ese apoyo familiar, ¿fundamental no?
MS: Si, es fundamental, de ahí se arranca. Mi viejo, mi vieja, mi esposa y nene, mi hermano que me sigue por toda Sudamérica a la par del rally. A partir de ellos pude empezar a planear toda esta aventura, y puedo decir que me di el gusto de mi vida.
RNB: Y el nivel de los pilotos, ¿era lo que esperabas?
MS: El nivel de los pilotos es muy bueno, te hablás con el que terminó en el puesto 180 y te das cuenta que es el subcampeón italiano o es el campeón español y así. Hasta los últimos son profesionales. Yo pensaba que la mitad iban a ser profesionales y la mitad amateurs pero no. El tema es que la carrera está muy promocionada a nivel mundial, y la organización busca que haya representantes de la mayor cantidad de países posibles, entonces hablan con los gobiernos, con las federaciones de cada país para que apoyen a los mejores representantes que tienen.
RNB: ¿Cuál es tu objetivo para este año?
MS: La meta es llegar. Ya lo viví una vez y te digo, de los 30 argentinos llegamos seis, y con estar de nuevo en esos seis, ya sería un gran logro. Ahora ya me preparé mucho mejor, estoy con mejor nivel, en el 2011 estuve 67º (en la última etapa), esta vez puedo llegar a estar 50. Igual mi idea no es pelear para estar cinco puestos más arriba o más abajo, sino tratar de ser más rápido, así llego temprano, duermo más, y así poder disfrutar más de la carrera, sin que me alcancen los autos, los camiones. Los camiones molestan mucho a las motos, no te dejan ver, vienen a fondo y no frenan. Debo evitar eso.
RNB: Este año se arranca desde Lima, en una zona donde inmediatamente entrarán en el desierto. Muchos dicen que será un filtro importante del dakar, y la zona más difícil ¿opinás lo mismo?
MS: Mirá, todas las etapas son difíciles. Cuando tenés un terreno más suave las etapas son mucho más largas, todas son difíciles. Si, el desierto, ya sea en Copiapó como en Fiambalá o acá en Perú es donde más abandonos veías pero igual, son todas difíciles. En el 2011 no hubo etapas fáciles, y más difíciles no las pueden hacer, sino no llega el 40% que busca la organización. Va a ser igual de duro. Ya te digo, ojala estemos entre los 6 argentinos que terminamos…
RNB: ¿Creés que la experiencia de ya contar con un Dakar va a ser importante?
MS: Y, va a servir. No es lo mismo la primera vez que ahora, pero todo suma para poder disfrutar más la carrera, ir con mayor seguridad, tranquilo, no arriesgar. Prefiero ir 10 Km más lento pero sin arriesgar, es muy peligroso, muchas horas. A las tres horas de arrancar la etapa ya hay que ir bajando el ritmo, el cuerpo se desgasta. Es muy riesgoso, imagínate que de los 30 argentinos que largamos en el 2011 ya hay dos que murieron (uno en el Dakar y otro en el Desafío Litoral, ambos en 2012). Por eso, el objetivo es llegar. Esto es como una maratón, con la diferencia de que en ellas llegará el 90% de la gente, acá no, llega solo el 40%.
RNB: En el Dakar pasado te pasó de quedarte sin nafta en la cuarta etapa, pero por suerte un cuatriciclo te ayudó y pudiste seguir, ¿como fue aquella situación?
MS: Me quedé sin nafta faltando cinco kilómetros, nada, en una zona toda de medanos, imposible empujar la moto ahí. Por suerte vino un cuatri, de un norteamericano. Los cuatriciclos tienen mucha capacidad de nafta, y pudo auxiliarme.Lo bueno de este rally es eso: el primero que viene te va a ayudar. El problema es si pasa al final del día, donde casi todos tienen poca nafta, ahí si se complica.
En el Dakar es una norma obligatoria ser solidario, y eso implica varias veces perder tiempo. Así nos lo contó Marcelo en un impasse de la entrevista. “Yo ayudé a varias personas, y a veces te comés unos garrones (sic) porque venís con buen ritmo, ganando minutos, pero tenés que ayudar”“No me olvido más cuando ayude a una chica, en un cuatri. Estaba parada, frené, y me dijo que necesitaba que le haga un “puente” con la moto. Cuando lo hago me doy cuenta que no era que se había quedado sin batería, sino que necesitaba pasar nafta de los tanques de atrás a los de adelante. Estuve como cinco minutos esperando, yo pensé que solo era que arranque y listo, pero no. Al final del día te das cuenta que después de andar 12 horas en moto cinco minutos no son nada, pero en el momento uno esta concentrado y ves como el de adelante se te aleja. Igualmente, eso es lo bueno del Dakar: mucha solidaridad”.
Cuantas veces hemos visto por televisión a alguna moto o cuatriciclo parar por querer ayudar a otro, sin importar que uno esté peleando la punta y pierda tiempo, como pasó hace dos años con Francisco “Chaleco” Lopez, uno de los mejores arriba de las motos. El chileno (que venía peleando la punta), al ver a un chico con el cuatriciclo volcado en medio del desierto, no dudó ni un segundo, y lo ayudó, perdiendo importantes segundos.
“Para un tipo de punta perder 20 segundos es un montón, pero a Chaleco no le importó” aclara Santos.
Lo mismo pasa con los “mochileros”, esos hombres que solo corren el Dakar para ayudar al piloto nº1 del equipo en caso de que se le rompa algo. “Ellos son pilotos de primer nivel porque tienen que seguir el ritmo de los pilotos a los que auxilian, no son de mitad de pelotón para atrás”. Un ejemplo claro es la situación del equipo Honda con Javier Pizzolito y su mochilero, Pablo “el cacha” Rodriguez, que es el campeón argentino de Rally Cross Country (categoría que más se asemeja a lo que se vive en el Dakar). Si al primero se le rompe algo, Rodriguez va a tener que parar para darle sus piezas y abandonar. “Ellos saben que eso puede pasar, y que corren el Dakar gracias a que los equipos los usan para eso. Pero son reglas de esta carrera que no molestan, que todos cumplen, y es muy bueno que sea así” nos relata Marcelo, antes de volver al escritorio para continuar con la entrevista.
RNB: Venís de una familia fierrera, y vos junto a tu hermano han estado durante más de 20 años corriendo en el enduro y el rally. ¿Como llegaste a esa idea de correr el Dakar?
RNB: Aquella experiencia ¿te hizo aprender algo nuevo en tu vida, te dejó alguna lección?
MS: Muchas. Te das cuenta que en las situaciones más críticas como la gente ayuda, el apoyo de la gente del interior es increíble. Además hicimos muy buena amistad con todos los corredores. Todo eso te hace pensar que todavía en el mundo existe gente buena, que te puede ayudar. Con los años y con las cosas malas que uno ve en la calle, en la tele o en la vida te desmoralizas. Con esto aprendés muchas cosas de esas, muchas enseñanzas. Te abre la cabeza, y disfrutás lo que te gusta.
RNB: Y esto del apoyo de la gente, tanto cuando salís de las etapas como cuando volvés, supongo que es importante...
MS: Sisi, más que nada en Argentina. No tanto en Chile, pero si acá. Ya después del quinto día que estás muy cansado esas cosas te van manteniendo, te levantan el ánimo. En el interior como te dije, era de locos. Largábamos todos los días en plena noche, cuatro de la mañana, y veías a la ruta llena de gente, y uno piensa “O siguieron de largo, o se levantaron a las tres para venir a vernos pasar en un tramo ni siquiera de competencia”. Donde parabas te ayudaban. Por ejemplo en las afueras de Buenos Aires, donde hay mucha pobreza, parabas en algún lado y te daban una botella de Gatorade, que sale diez pesos, y que para ellos vale como diez veces más, y no dudan en dártelo. Acá en Buenos Aires es un poco diferente… (risas)
RNB: La pagina web donde laburo junta dos pasiones: el deporte y la música. ¿Con esta última como te llevas?, ¿sos de escuchar algún género en particular, tenés alguna banda favorita?
MS: No, ahora no. Antes cuando era chico uno si seguía mucho rock nacional. Yo tengo 41 años, ahora ya es otra etapa de la música. Si me hablas de fanatismo, te hablo de Soda Stereo, Charly García, grupos que ahora son “viejos”. Recuerdo que iba a todos los recitales de Soda, Virus, a todos. Hoy me gusta todo en general, pero nada específico.
RNB: Volviendo al plano deportivo, la sensación de manejar la moto en medio del desierto, en plena competencia, es comparable con algún momento de tu trayectoria en carreras de Enduros y rallies?
MS: No, la verdad que no. Yo como esta carrera nunca corrí nada igual. Por algo esta competencia es tan importante mundialmente. Acá el enduro de verano es una carrera muy linda, pero esto es distinto. Aparte, la organización del Dakar está muy bien echa, pero en todo sentido: en el trazado del circuito, en que todos los días tenés toda variedad de terrenos. O sea, te la hacen muy difícil pero no imposible.
RNB: El 20 de enero ¿a donde te ves?
MS: Tengo que estar en Santiago de Chile, si o si. Yo más allá de la resistencia física tengo resistencia mental, tengo que llegar. Llegué en mi primer Dakar que fue el más difícil, sin experiencia. Y ahora voy mucho mejor preparado. No tengo que lastimarme, que es lo más embromado, pero nada más. Me veo en Chile.
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